martes, 17 de enero de 2017

El amor, la guerra y la oxitocina


La noticia se refiere a un estudio que muestra que se produce un aumento significativo de los niveles de oxitocina en la orina de chimpancés cuando se enfrentan a un grupo rival.

Pero vayamos por partes, ¿qué es la oxitocina?

La oxitocina es una hormona que se produce en el cerebro de mamíferos y actúa sobre otras partes del cuerpo, siendo especialmente importante en la lactancia, ya que estimula la producción de leche en las glándulas mamarias, y durante el parto, al estimular las contracciones uterinas. Pero su función no acaba aquí, ya que además es un neuropéptido que actúa en el cerebro y se relaciona con el establecimiento y mantenimiento de relaciones sociales y con el comportamiento social en general.
En estudios en roedores se ha comprobado que es clave para el reconocimiento de congéneres y para que se produzca el comportamiento de emparejamiento y de cuidado parental.

En humanos altos niveles de oxitocina están relacionados con un aumento de la confianza, la empatía y la sociabilización, y ciertas alteraciones del comportamiento social como el autismo y la fobia social se relacionan con alteraciones de este neuropéptido.

En cuanto al amor, la oxitocina no es la única hormona que participa en el proceso de enamoramiento. Durante las primeras fases de este la dopamina es la hormona que participa más activamente, provocando los sentimientos de euforia, felicidad, deseo y enfoque a la persona amada. Esta primera fase es seguida por un periodo en la que la oxitocina toma la iniciativa, favoreciendo el vínculo y el apego por la pareja. Además también intervienen otras hormonas como la vasopresina y las endorfinas. Estas últimas dan los sentimientos de seguridad, tranquilidad y paz, que aportan estabilidad a la pareja. Por lo tanto denominar a la oxitocina como “la hormona del amor” es una simplificación enorme de un proceso en el que participan muchas otras moléculas.



Después de todo lo explicado hasta ahora, llama la atención que la oxitocina se relacione con el odio y la xenofobia.
En la noticia podemos leer que “se mostraba a las claras que la oxitocina es un arma de doble filo: consolida el amor del grupo y despierta la agresividad hacia los ajenos.” 

En realidad, tiene mucho sentido que la oxitocina sea fundamental en los conflictos entre grupos. ¿Por qué?
En los conflictos entre grupos, la confianza y la acción cooperativa entre los miembros de cada grupo es fundamental, y aquí es donde la oxitocina juega un papel importante, ya que influiría en la cohesión del grupo. Esta molécula, como hemos visto, influye en la confianza, la coordinación y la cognición social, por lo que sería fundamental para una acción conjunta del grupo ante una amenaza externa.
Obviamente, en un conflicto violento entre grupos aquellos que confíen más en los demás y estén más dispuestos a cooperar tienen más posibilidades de vencer. Por lo tanto, no es tanto que la oxitocina fomente el odio hacia otros grupos, como dice la noticia, sino que favorece la acción grupal ante una amenaza. Así, el aumento de la oxitocina durante enfrentamientos intergrupales tendría un valor adaptativo importante. 




En humanos se ha observado algo parecido. Los conflictos entre grupos se han sucedido a lo largo de toda la historia de nuestra especie y han sido cruciales para la evolución de nuestra acción cooperativa. En los conflictos entre grupos, los humanos se sacrifican para contribuir al bienestar del grupo y agredir al grupo con el que compiten. Hay estudios que han demostrado que la administración de oxitocina en humanos promueve la cooperación grupal y la acción defensiva.

Por lo tanto, la oxitocina no es la hormona responsable de aquel refrán que dice que del amor al odio solo hay un paso, como puede parecer en la noticia. Esta molécula es tan responsable de nuestro vínculo social con otros congéneres como de la defensa de nuestro grupo frente a un conflicto con miembros de otro grupo.

A fin de cuentas, podríamos decir que la oxitocina es la responsable fisiológica de que la unión haga la fuerza.


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